jueves, 29 de enero de 2009

EL ESCONDITE





Un día cuando mi hermana y yo, muy pequeñas, llegamos del colegio una tarde mis padres, extrañamente, estaban en casa. No solía suceder, pues siempre tenían que trabajar hasta muy tarde para que nuestra familia pudiera salir adelante y cuando llegaban a casa muchas veces nosotras ya estábamos dormidas.

Se encontraban en un estado de agitación que no nos pasó desapercibido. Mi madre, bajando misteriosamente la voz, nos dijo que había alguien que deseaba conocernos. Recuerdo que por un instante pensé: "Van a decirnos que somos adoptadas y van a entregarnos a nuestros padres biológicos". También se me pasó por la cabeza, porque a una amiguita del cole le había sucedido, que podía tener un mediohermano (¿existe esa palabra? XD ) que no hubiera conocido todavía y reconozco que sentí una punzada de celos. ¿Me dejarían de querer mis padres ahora que tenían un hijo más?

Mi padre nos guiñó un ojo y nos pidió que abriéramos la puerta de la cocina. Paula y yo, observando la importancia que concedían nuestros padres al asunto, teníamos miedo de hacerlo. No nos atrevíamos a realizar un gesto que podía suponer un cambio en nuestra vida.



Y vaya si lo supuso. :-D



Cuando abrimos la puerta una bolita negra salió corriendo como un rayo, chocó con nuestras piernas y cayó de bruces. Se quedó en el suelo mirándonos atónita.




Era él:




Mi hermana y yo habíamos sufrido mucho con la desaparición de nuestro pointer Duque, que desapareció de nuestro chalé en extrañas cirsunstancias (creemos que alguien nos lo robó para venderlo, ya que era un buen perro de caza). De modo que mis padres, en vista del cariño que le habíamos tenido y de lo mucho que lo cuidábamos, consideraron oportuno comprarnos otro. Así llegó a nuestra vida Max, un teckel negro de pelo corto.

Mi padre tenía la esperanza de enseñarle a cazar conejos, ya que los teckel son precisamente alargados para poder introducirse en las madrigueras de estos animales y son una raza muy aficionada a la caza. Sin embargo, muy pronto Max se reveló como el perro más vago, más inteligente y más burgués que ha habido en casa. Era un verdadero señorito. Cuando mi padre lo despertaba muy temprano para ir de caza se escondía debajo de nuestras camas y se negaba a salir. No le gustaba pasar frío ni correr detrás de los conejos ni viajar en coche (nunca olvidaré una ocasión en que se mareó y me vomitó encima XD ) y entre un día de campo o uno durmiendo a mis pies su elección estaba clara.

Pronto mi padre se cansó de tratar de obligarlo, le dio pena el animal y asumió que no tenía instinto cazador, así que renunció a él definitivamente como perro de caza. Max se alegró tanto como mi hermana y yo, que así podíamos tenerle más domingos a nuestro lado.

Era extremadamente inteligente. Intuía cómo nos sentíamos Paula y yo. Si estábamos alegres cogía su pelota de tenis y la tiraba a nuestros pies o nos la ponía en la mano para que jugásemos con él. Si estábamos tristes se acercaba con cariño, dulcemente, a hacernos carantoñas.

Por las mañanas cinco minutos antes de las ocho, hora en que sonaba el despertador, venía a mi cama y a la de mi hermana y nos lamía la mejilla para despertarnos. Nunca olvidaré esa sensación. Jamás supimos cómo podía poseer un sentido del tiempo tan preciso y exacto. No he vuelto a tener un perro que lo posea.
Desayunaba galletas MARÍA sentado en una silla de la cocina a nuestro lado. Mi madre se lo permitía porque era un perro increíblemente pulcro para comer. No dejaba caer al suelo ni una miguita. Comía muy despacio, a bocados pequeñitos, con una delicadeza impresionante, y nos dejaba sacarle la comida de la boca sin mordernos.
Jugaba con nosotros al escondite como jamás he visto hacer a ningún perro.

Un día, cuando tenía unos cuatro años, empezó a caérsele su hermoso y brillante pelo negro azabache. Lo llevamos al veterinario y nos informó de que había contraído la Lesmaniosis por la picadura de un mosquito. Su consejo era que lo sacrificáramos porque según él tenía los días contados y aunque podíamos administrarle una medicación muy cara para evitar que se le dañaran los órganos vitales no le salvaría la vida. No existía curación para la Lesmaniosis, que llamó (nunca lo olvidaré) el sida de los perros.

Todos en casa lloramos hasta hartarnos. Pasó una noche crítica, en la que creíamos que iba a morir a causa de la fiebre. Recuerdo que yo tenía 15 años y aquel viernes por la tarde no quise ir con mis amigas a la sesión light de la discoteca porque pensaba que Max iba a morir y quería estar a su lado hasta el último instante. Pero pasó la tarde, pasó la noche y la mañana siguiente Max se levantó, se desperezó y se acercó a su plato para comer.






Recuerdo que aquella semana le escribí un poema con el que gané el concurso literario del instituto de ese curso (era pésimo pero muy emotivo). A mi profesora de francés cuando lo leyó por primera vez ante la clase (yo era muy tímida y no me atreví) se le pusieron los ojos llorosos y se le quebró la voz. Le dije que no se pusiera triste porque Max iba a sobrevivir a pesar de todo. Por la cara de pena con que me miró deduje que no me había creído.

Mis padres, Paula y yo decidimos que el animal no iba a ser sacrificado aunque tuviéramos que gastar un dineral en él como advertía el veterinario, porque para nosotros él valía mucho más que el dinero. Cuando dios o el destino o quien debiera decidir sobre su vida estableciera que había llegado su fin partiría de nuestro lado, pero mientras él no tuviera dolores ni sufriera ninguna vil inyección le quitaría la vida. Seguimos manteniendo nuestra opinión cuando, meses después, sus ojos se apagaron definitivamente por la enfermedad. Él conocía nuestras dos casas de memoria, por lo que andaba por ellas sin problema alguno; olía la comida cuando mi madre cocinaba y entraba en la cocina con actitud zalamera y pedigüeña; jugaba con mi hermana y conmigo con una pelota que le compramos que tenía dentro un cascabel; escuchaba cuando alguien entraba en casa y corría a darle la bienvenida si era de la familia o a ladrarle para defendernos si era de fuera; tomaba el sol en la casa de campo o junto a la cristalera del balcón; disfrutaba como siempre comiendo sus galletas María; dormía agradables siestas en el sofá con nosotras. Él no estaba muerto. No podía ver, sin embargo se aferraba a la vida y a nuestra compañía con una pasión, con un amor y con una fuerza que todavía me hacen llorar cuando lo recuerdo.

Pese a las advertencias del veterinario de que no duraría más de un año y medio, Max vivió diecisiete años: cuatro sano y trece con su enfermedad. Murió de viejo acostado en su mantita, junto al radiador, rodeado por mis padres y mi hermana. Yo estaba de viaje de trabajo aquellos días y mi familia no quiso comunicármelo hasta que regresé para evitarme ese sufrimiento estando sola y lejos de casa.

Varios años después no soy capaz de hablar o escribir sobre él sin llorar.

Me duele infinitamente no haber podido estar a su lado en esos momentos como siempre deseé, pero estoy segura de que, en lo más profundo de su pequeño cerebro canino, poseía la certeza de que yo le quería con todo mi corazón. Mi madre dice que murió soñando que jugaba con mi hermana y conmigo al escondite.




miércoles, 28 de enero de 2009

SIN COMENTARIO










Casandra, con 18 años, se sienta en una mesa del aula en espera de que los profesores le entreguen el examen de Selectividad de Comentario de Texto. No está nerviosa porque ha sacado un 9 en la materia de Lengua castellana de COU, aunque sí ha salido algo molesta de ese examen (anterior) porque el texto que han puesto trata un tema relacionado con la ciencia que no le gusta nada. Pero en fin, tampoco pasa nada, al fin y al cabo para contar adjetivos y verbos y señalar neologismos y cultismos da lo mismo de qué trate el tema. Ahora le darán un texto más bonito para el siguiente examen que trate algún tema trascendental para el ser humano como los sentimientos,



(el amor)




(la amistad)





problemas sociales sobre los que ella pueda dar su opinión y proponer soluciones



(la prostitución y el tratamiento de la mujer como objeto)





(el maltrato infantil)




(la pobreza)




o problemas morales y existenciales de la vida cotidiana que afecten a todos.




(los límites de la publicidad y su influencia en nuestra vida)





(la soledad y la angustia existencial del ser humano)



¡¡Qué emoción!! En este examen va a poder explayarse aportando ideas y crear un texto con muchos rasgos literarios que deslumbre al corrector por su lenguaje, su belleza, su estética y su contenido emocional.






El profesor le entrega el examen de Comentario de Texto. Cas comienza a leerlo...
...
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El tema es el mismo que el del examen de Lengua que ya ha realizado. El protagonista es un animal. Pero no se trata de un animal elegante:









o inteligente:





o simbólico:




o hermoso:





o sensual:




o extraño y exótico:





o único por hallarse en peligro de extinción:







o asombrosamente leal con el hombre:






o del mismísimo rey de la selva:








El protagonista del texto es UNA OVEJA:









Cas se indigna. ¿¿¿Cómo es posible que pongan para un examen tan importante un texto cuyo protagonista es una estúpida oveja???








¿Quién es el imbécil que ha escogido ese texto tan horrendo y poco motivador que le impide cualquier alarde lírico o estético?







Cas empieza a redactar...



Un párrafo.

...

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Qué asco y qué vergüenza ajena estar escribiendo sobre una oveja.

...

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Dos párrafos.

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Qué angustia de oveja asquerosa.

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Tres párrafos.

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Cómo va a escribir un comentario decente hablando de una oveja pulgosa y gorda.

...

...

...




Cas deja de escribir.





Si le ponen un cero que se lo pongan, pero con todos los temas bonitos que se podían haber tratado en un examen así NO piensa redactar un comentario sobre un texto que habla de una absurda y repugnante oveja. Pone el nombre y se levanta furiosa ante la sorpresa de los examinadores.





Entrega el examen y abandona el aula dando un portazo.



Sobra decir que la nota que me pusieron en ese examen por entregarlo prácticamente en blanco me bajó un montón toda la media de Selectividad. Y eso que tenía un 8´5 de media de COU.


Mis padres se enfurecieron considerablemente y me gritaron bastante asegurando que era una irresponsable y que parecía que no me importara mi futuro.


Mi profesor de Lengua se llevó un enorme disgusto porque iba a quedar en ridículo como profesor por culpa de mi patética nota, me dijo que estaba loca de atar y me retiró el saludo avergonzándose de mí.





Pero la verdad es que a día de hoy y por muchas broncas que me costara NO ME ARREPIENTO de no haber hecho un comentario sobre una ESTÚPIDA OVEJA.



Por cierto, cuando me enteré de que Dolly había envejecido prematuramente y había muerto me alegré enormemente.




martes, 27 de enero de 2009

LO HARÉ MAÑANA ¬¬´




Hoy no he hablado con mis padres.




Creo que lo voy a dejar para finales de semana...




O para el finde, con más tiempo y eso. ¬¬´




En fin, la noticia que les voy a dar es que abandono unos estudios que empecé porque ellos se empeñaron y que llevo sufriendo cuatro años. No es que no los lleve bien, de hecho los resultados por ahora han sido positivos y en realidad los estudios me gustan. Sin embargo, llegado este momento debería encerrarme hasta finales del verano para poder entregar el trabajo final y defenderlo ante un tribunal formado por cinco doctores especialistas en la materia.


No es que sea soberbia, pero poder hacerlo puedo.


Lo que pasa es que no me da la gana.


(Es que me aburro un huevo)


Estoy luchando por algo que no me apetece en absoluto y para mí la motivación es básica a la hora de hacer las cosas (Nota: Que alguien me recuerde que os cuente lo que sucedió en mi examen de Selectividad de Comentario de Texto, please).

Mis padres tienen muchas esperanzas puestas en mí, son ambiciosos en cuanto a mi vida profesional y desde hace muchos años insisten en que acabe esos estudios y los utilice para trabajar en otro campo dentro de mi profesión que me reportaría mayores beneficios económicos y más respeto por parte de los demás. Creen que puedo hacer algo más importante.

Lo que no tienen en cuenta es que, aún en el caso de que lo lograra, no me reportaría mayores beneficios personales ni espirituales.

Me gusta el trabajo que tengo actualmente. Mi sueldo es más que decente, tengo un contrato indefinido, me conceden una gran libertad y la responsabilidad que asumo es elevada. Se me permite desarrollar mi creatividad y el horario es realmente bueno. NO quiero abandonar este trabajo por más dinero ni por más gloria profesional. No necesito que los demás me admiren más o me envidien para ser feliz o tener más dinero en mi cuenta corriente o dirigir a un número más elevado de personas a cambio de invertir más tiempo de mi vida personal.

He sido la jefa más joven de la historia de mi empresa y dirijo a gente que casi me dobla la edad. Nada se me puede reprochar en mi vida profesional por el momento. Mis padres deberían estar contentos con eso y no pedirme más.





Por primera vez desde que tengo uso de razón les voy a dar un disgusto importante. Esto afecta demasiado a mi vida, a una parcela de ella, la profesional, que considero estupenda y que no deseo modificar. Y no es por temor o inseguridad, ya que no soy precisamente una persona apocada. Es una decisión meditada a lo largo de varios años.


Esta decisión como sabéis me va a suponer un enorme coste personal, una discusión muy fuerte con las personas que más quiero (cuando mencioné la posibilidad de dejarlo hace dos años mi padre estuvo mucho tiempo sin hablarme) y una lucha conmigo misma, ya que sé que los estoy defraudando. Pero tengo derecho a elegir mi propia vida y es lo que voy a hacer. Si un día me arrepiento de esta decisión asumiré las consecuencias, sacaré pecho y seguiré mi camino.



domingo, 25 de enero de 2009

I DID IT MY WAY





Esta semana no sé si podré pasar mucho por vuestros blogs. Debo comunicar a mis seres queridos una decisión personal que va a suponer un drama familiar en toda regla.






Mamá va a llorar más que cuando vio Titanic.












A papá se le va a hinchar la vena de la frente y va a gritarme hasta causarme una sordera irreversible.

Y a los vecinos del quinto piso también. ¬¬´











Mi hermana va a...

...
...

...

...

...

...
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...

Bueno, a mi hermana le va a dar exactamente igual. ¬¬










Quizá me tiren por la ventana de cabeza y salga en las Noticias

(No os perdáis Está pasando esta semana que igual me véis)









o quizá solamente me echen de casa...


(¿Qué haré sin mi ropa y mis complementos?) :,-(







y me deshereden.

(Ojalá no se acuerden de anularme la VISA). ¬¬








Pero de todos modos voy a mantener la decisión que he tomado.






Porque en la vida cada persona tiene el derecho de elegir su propio camino, de lograr por sí misma sus propios éxitos o cometer sus propios errores; porque los padres aunque lo hagan con toda su buena voluntad no pueden pretender que sus hijos vivamos la vida que ellos no vivieron.




Yo quiero elegir mi propia vida.





Y éso es lo que voy a hacer, pase lo que pase.






¿Alguien me puede dar cobijo en su casa durante una temporada, please?

(Preferentemente en Teruel, que si no ya sabéis que me pilla muy lejos del trabajo). ;D


viernes, 23 de enero de 2009

LAS REUNIONES




JEFE: _¡Vamos a ver, señorita! ¿¿¿Se puede saber dónde estabas ayer a las 10h???

CAS: _Pues...




JEFE: _Estuvimos todos esperándote en la sala de juntas. Sabes que tú llevas ese asunto, que tu presencia en esa reunión era imprescindible para que se pudiera llevar a cabo.




CAS: _Es que...

JEFE: _¡Y nos dejaste esperando a todos, allí plantados!

CAS: _Pero...

JEFE: _Es la segunda vez que sucede. Este mes no sé por qué no tienes la cabeza donde deberías. ¿Te olvidaste como la otra vez, verdad?




CAS: _Noooo, resulta que...


JEFE: _Pues no deberías olvidarte de las cosas importantes.

CAS: _Pero si yo...


JEFE: _Nada, nada, Casandra, sin excusas. ¡Que no puede ser eso! Que tienes que escucharme más cuando te hablo.

CAS: _Te escuché...

JEFE: _Si me hubieras escuchado habrías venido y no nos habrías dejado esperando.

CAS: _Pero si...

JEFE: _¡Es que los jóvenes de hoy en día no hacéis las cosas como toca, hombre ya! Bueno, a ver, ¿tienes algo que decirme sobre lo que has hecho?

CAS: _¡¡SÍ!! ¡¡¡QUE TE DIJE EL LUNES EN TU DESPACHO QUE TENÍA OTRA REUNIÓN ESE DÍA A LA MISMA HORA Y ME CONTESTASTE QUE NO ME PREOCUPARA, QUE LA CAMBIARÍAS!!! YO ESTABA EN LA OTRA REUNIÓN. ¡NO PODÍA ESTAR EN DOS AL MISMO TIEMPO! :,-(





JEFE: _¿Cómo? ¡¡Aaaaah!! Sí, es verdad, me lo dijiiiiiste. Pues fíjate que se me había olvidado, ejem, jeje. Bueno, pues ya se lo comentaré a los demás. No pasa nada, ¿eh? La hacemos otro día y ya está.



_ _ _






¿Que "se lo comentará a los demás"? O sea, que me estuvieron poniendo bien verde injustamente hechos una furia mientras esperaban. :-O

Por un gato que maté, matagatos me llamaron: total por una vez que me olvidé de una reunión... :-S


¿"Y ya está"? ¿¿¿Y la bronca que me ha echado sin motivos qué???

Jolines :,-(


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EDITO: Quiero agradecer a ESTEBAN este premio:


¡¡Gracias, Esteban, bonico!! :o)




Lo comparto con todos los que me visitáis (comentéis o no). ;o) ¡¡Thanks!!